jueves, 1 de marzo de 2007

Historia del Nombre del Partido

 

No. No hablemos del partido, sino del nombre del partido. El nombre lo escogió Rómulo Gallegos, que también fue el verdadero fundador de Acción Democrática. Sus discípulos, sus jóvenes amigos, se incorporaron a su idea. Entre ellos Rómulo Betancourt, que se convertiría en el "líder máximo" y, para muchos, el "padre" de la democracia venezolana. Inicialmente Gallegos, que estaba exilado en España cuando tuvo la idea de formar un partido político, pensó en llamarlo "Acción Republicana", que era el nombre de una importante organización española. Pero luego se dio cuenta de que Venezuela ha sido republicana desde 1811, y no hay que buscar, como en España que era una monarquía, que se imponga la idea de una república. Y entonces se dio cuenta de que, así como había muchos españoles que soñaban con ver a España convertida en una república para siempre, muchos venezolanos tenían derecho a soñar con que en el país se impusiera, para siempre, la democracia. Sus discípulos, Betancourt, Raúl Leoni, que en esos días todavía se creían marxistas y venían de deslindarse de los comunistas, le agregaron al ingrediente democracia el socialismo, para inscribir al partido en las corrientes socialdemócratas de mundo, diferenciadas de las corrientes comunistas, o del "socialismo real", como se le llamó al comunismo para diferenciarlo del "socialismo utópico". En 1945 un golpe de estado llevó a Acción Democrática al gobierno, y su acción fue poco menos que desastrosa. Una confusión, un batiburrillo, un abracadabrante sistema de disparates, una soñar con una revolución imposible, llevó a aquel gobierno a la tumba. Y lo curioso es que quien pagó los platos rotos fue Rómulo Gallegos, elegido Presidente de la República por votación universal, directa y secreta, el primero que lo conseguía en la historia de Venezuela. A apenas ocho años de gobierno, fue derrocado por los mismos chafarotes que habían llevado a Acción Democrática al gobierno tres años antes. Y luego de un hiato de diez años, en 1958 Acción Democrática volvió al poder, por elección universal, directa y secreta. El elegido fue Rómulo Betancourt, que hizo un gobierno aceptable, dañado por la agresión permanente de la extrema derecha y de la extrema izquierda. Lo sucedió otro discípulo de Gallegos, Raúl Leoni, que hizo un gobierno excelente, a pesar de los abusos y los crímenes de unos pocos, especialmente de militares y policías. En las elecciones de 1968 se vio por primera vez un cambio de partido. Un auténtico cambio democrático, que llevó al gobierno a Rafael Caldera, jefe del partido socialcristiano Copei. Acción Democrática se había dividido: se fueron de su seno los que todavía creían en un socialismo democrático, en una revolución democrática, que formaron el MEP, partido que poco a poco se disolvió como la marga llevada por cualquier río. El problema real fue que todo el mundo dio por sentado que el nombre del partido había tenido éxito, y Venezuela ya era realmente democrática. Pero en 1992 unos militares de mala entraña dieron no uno, sino dos golpes de estado, y aunque fallaron en su intento, despertaron al monstruo de la antidemocracia, el que tenía sus seguidores en los perezjimenistas y en los comunistas ortodoxos, que desprecian a los demócratas desde lo más alto de sus mentes primitivas. El monstruo antidemocrático logró, en 1998, derrotar en las elecciones a los seguidores y partidarios de la democracia, con la ayuda de los más menguados "líderes" de Acción Democrática y Copei. ¿Recuerdan ustedes, por ejemplo, a Octavio Lepage? Aquel personaje de baja estatura que chilló desesperadito como un mínimo energúmeno desde la presidencia del Senado rogando que lo dejaran encargado de la Presidencia de la República más de lo treinta días que establecía la Constitución, después de que él y otros "líderes" lograron defenestrar a Carlos Andrés Pérez, en un juicio amañando que demostró que en Venezuela no había estado de derecho. O a los adecos y copeyanos que se empeñaron en candidaturas absurdas en 1998 y de golpe y porrazo abandonaron a sus candidatos y trataron de hacer actos de magia cuando ya era muy tarde. Los disparates de Acción Democrática y Copei, la corrupción que permitieron y alentaron, la ineficiencia que permitieron, fueron causas eficientes del triunfo del monstruo atidemocrático en 1998, con el agravante de que los enemigos de la democracia, los chavistas, olla podrida de perezjimenistas, comunistas y militares, lejos de solucionar los problemas que habían tolerado los demócratas, los ha agravado. Es increíble oírlos: sostienen que si los adecos y los copeyanos robaron como robaron, ellos tienen perfecto derecho a robar. En pocas palabras, los hechos han demostrado que fuimos muy optimistas al creer que la democracia se había impuesto en Venezuela. Y tenía razón Rómulo Gallegos: hay que luchar a muerte por la democracia, porque el monstruo antidemocrático, que hoy está en el gobierno, está vivito y coleando. Y si con la caída del Muro de Berlín murió el "socialismo real", y hasta el socialismo en general, la antidemocracia, la esencia de mentes primitivas que no tienen sentido del deber ni de la decencia, vive y actúa en Venezuela. Y hay que luchar hasta el agotamiento para derrotarla. Para empezar de nuevo. Para buscar que al fin se imponga la democracia. Una democracia limpia, sin corrupción, sin fraudes, sin "viveza criolla". Como la soñó en los años de la década de 1930, en su exilio en Barcelona de España, el novelista Rómulo Gallegos.

3 comentarios:

Unknown dijo...
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Anónimo dijo...

Es cierto... Pero lo mas importante ya se esta haciendo...
Una cosa quisiera saber donde puedo descargar el Himno de AD, me encantaria tener lo en la camioneta

Anónimo dijo...

seria interasantisimo que publicaran las viajas cuñas del partido... poco aquella en donde chavez aparece diciendo que nos va a freis.

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podrán reclamarnos mañana, si evadimos el compromiso solemne, si desertamos del rumbo, si abandonamos la marcha..."

Leonardo Ruíz Pineda (1916-1952)